La sesión de ejercicios

Antes de comenzar la sesión de Kinam, tengamos en cuenta que, en la antigüedad, las posturas eran un hacer sagrado. Lo apropiado es que, en cuanto se abre la sesión, olvidemos los intereses mundanos y asumamos el propósito de acrecentar la percepción. Para marcar su apertura, desarrollo y conclusión, la sesión tiene cuatro partes bien delimitadas: Saludo a los Cuatro Rumbos, calentamiento, incorporación y ejercicio nahuálico.

Saludo

El Saludo a los Cuatro Rumbos es una antigua costumbre anahuaca consistente en volverse a cada rumbo y saludar con la mano. El ejercicio queda descrito aquí.

Calentamiento

Después de saludar, nos disponemos del modo más apropiado para “calentar” o preparar el organismo. En el calentamiento conoceremos algunas sugerencias para calentar las principales coyunturas del cuerpo.

Incorporación

Completado el calentamiento, llega el momento de incorporar la primera postura. La incorporación tiene cuatro fases: preparación, montaje, retorno y transición.

1. La preparación consiste en disponer el cuerpo del modo más eficiente para montar la postura; implica conocer el ícono, colocar el intento, adquirir el tono y realizar la kinesis básica o inicial. Hay cuatro poses iniciales o preparatorias: de pie, sentado, acostado dorsal y acostado ventral. Por ejemplo, al prepararnos para el Chakmol, nos tendemos en el suelo sobre la espalda, con las piernas juntas y los brazos a los lados del cuerpo, las palmas de las manos hacia arriba, visualizamos el resultado al que queremos llegar, así como los movimientos necesarios para conseguirlo, y tomamos una respiración completa. La preparación debe hacerse con cuidado, pues es parte de la postura.

2. El montaje consiste en las kinesis o movimientos, en el ícono resultante, y en las respiraciones y gestos que le dan tono e intento.

3. El retorno es la salida. No es correcto desmontar la postura de modo accidental, el retorno debe ser tan deliberado como la preparación, pues la postura no termina hasta que regresamos a la pose de inicio. Por lo general, los movimientos que arman y desarman la postura son especulares, es decir, salimos de ella por donde mismo entramos; por ejemplo, una vez montado el Chakmol y realizadas sus kinesis, extendemos primeramente torso y brazos hasta depositarlos en el suelo, y luego las piernas. Nota: este principio se subordina a la transición.

4. Si las posturas se practican en secuencia, se añade a las anteriores una cuarta fase: la transición, es decir, los movimientos que permiten pasar de una a otra.

Reto, serie y secuencia

Con independencia de sus fases, las posturas se organizan bajo tres conceptos: reto, serie y secuencia.

• El reto es su grado de impacto sobre el organismo. Casi todas las posturas tienen variantes de menor y mayor impacto. De más está decir que debemos comenzar por el reto más simple, pues está al alcance cómodo de una persona sana. Importante: las hiperposturas que aparecen en las imágenes prehispánicas son retos exclusivos para especialistas; por sus riesgos, no forman parte de la práctica del Kinam.

• La serie es el orden de las posturas dentro de un rumbo. Por ejemplo, la serie del oeste se compone por las posturas del Soñador, el Profeta, la Serpiente y el Flechador.

• La secuencia es el orden de los rumbos. El orden ideal de prácticas es como sigue: sur - norte - este - oeste - centro. Tiene la virtud de avanzar de lo simple a lo complejo, lo que minimiza la posibilidad de un accidente, si no hemos calentado lo suficiente. Hay cuatro secuencias; la primera se compone de las primeras posturas de cada rumbo, en ese orden: el Guerrero, el Jaguar, la Moledora, el Soñador y el Puente.

Tipos de sesión

Un principio de Kinam es explorar con calma la propuesta física, psicológica y simbólica de cada postura; por lo tanto, no conviene incorporarlas todas de una vez, pues ello demandaría demasiado tiempo y esfuerzo. Mi consejo es comenzar la secuencia por la postura del sur, porque es la menos exigente. El calentamiento resultante ayuda a incorporar la del norte, que le sigue en complejidad. Puesto que esta última estira los músculos de las piernas, aprovechamos para montar a continuación la del este. En este punto, conviene descansar el organismo a través de la postura tendida del oeste. Cuando se restablece la energía, invertimos la agilidad conseguida a lo largo de la sesión en montar con mucho cuidado la postura del centro.

Las posturas han sido ordenadas dentro de los rumbos de tal modo, que, al articular la secuencia, cada una conduce a la siguiente. Por ejemplo, tras realizar la segunda postura del sur (el Tullido), volvemos a la pose inicial de atención y flexionamos la rodilla izquierda para montar la segunda del norte (el Pelotero). A continuación, colocamos ambas rodillas en el suelo para montar la segunda del este (el Abanderado). Luego, tendemos el torso y esbozamos la segunda del oeste (el Chakmol), que sirve de base a la segunda del centro (la Llama).

La articulación coreográfica de las posturas se llama enlace causal; aplica los principios de ergonomía y flujo. Ergonomía es colocar el cuerpo de modo que la siguiente postura se realice con el menor esfuerzo posible; flujo es continuar el movimiento esbozado por el ícono. El principio ergonómico aprovecha la posición de los miembros, mientras que el flujo la modifica. Por ejemplo, al terminar el Abanderado, aprovechamos que las piernas hacen escudo en paralelo frente al cuerpo, y nos tendemos sin moverlas para pasar al Chakmol. Sería antiergonómico estirar las piernas y, a continuación, volverlas a flexionar. Una vez montado el Chakmol, continuamos el flujo marcado por las rodillas, incorporamos el torso y, a continuación, proyectamos las piernas para pasar a la Llama - estirar las piernas antes de proyectarnos hacia arriba rompería el flujo. El indicador de la transición fluida y ergonómica, es la elegancia.

El enlace causal opera en ambos sentidos; de modo que, si lo deseamos, podemos regresar de una postura a la anterior, realizando los movimientos en sentido inverso.

Ejercicio de conciencia

Un aspecto importante de este sistema, es que las posturas no son el fin, sino un medio. El propósito de la sesión de la serie, es practicar al final la técnica nahuálica correspondiente, aprovechando que el trabajo con el rumbo predispone a cierto estado mental.  

Las secuencias causales

Las técnicas nahuálicas son posturas de la atención; atendemos al cuerpo, el medio social y sus implantes, el estado energético, los recuerdos y el sueño. Suelen enfrentar dos barreras: el cuerpo y la mente. Por ejemplo, si nos sentamos a meditar sin tener experiencia, el cuerpo se inquieta, duelen las piernas y la columna vertebral se encorva. Esto sucede porque estamos adaptados a echarnos cómodamente sobre una silla, de modo que el cuerpo no está disciplinado. Un propósito de Kinam es disciplinarnos integralmente, comenzando por el vehículo físico.

Una vez vencida la resistencia del cuerpo, pasamos a enfrentar la barrera mental a través de la técnica nahuálica. Al principio, puede que el intento falle, pero, si insistimos, aprendemos a dirigir suave e ininterrumpidamente el flujo de la atención al objeto específico. Hemos puesto ejemplos de las técnicas nahuálicas al final de cada rumbo.

Aclaremos que las técnicas que aquí presentamos son introductorias; para que rindan todos sus frutos, no basta con implementarlas al final de las sesiones, hay que dedicarles tiempo y asimilarlas a nuestra conducta cotidiana. Platicaremos con más calma de este asunto en el segundo volumen de la investigación. Además, para que no degeneren en conducta ritual vacía, hay que intentar estas técnicas con ánimo tolteca, lo que implica:

1ro. Comprender y honrar su objeto. Por ejemplo, nos sentamos a meditar para callar la mente. Podemos convocar el silencio mediante visualizaciones o sonidos que desplazan el ruido cotidiano, pero estos recursos no deben convertirse en fines.

2do. Dirigir la voluntad al propósito. Ello implica, por un lado, calmar las sugestiones de los vehículos, pues estos no entienden de prácticas de conciencia; por el otro, forzarnos a mantener el ejercicio durante el tiempo asignado, no permitir que la indisciplina nos gane.

3ro. Cortar el pensamiento mágico. Las técnicas nahuálicas no tienen que ver con lo sobrenatural, pues lo sobrenatural no existe fuera de la mente humana. Sólo son medidas elementales de educación física, energética, emocional y mental.

4to. Despojarse de prejuicios y callar la mente. Si se realizan con propiedad, las técnicas nahuálicas se renuevan, por lo que no podemos prever sus resultados. Los resultados previsibles pertenecen a las rutinas del tonal, el practicante tolteca debe permanecer abierto a lo desconocido. Las técnicas no son exclusivas de las sesiones de la serie; si practicamos en secuencia, también debemos sellar la sesión con una de ellas - la que nos parezca apropiado.