Las posturas del Este

Nombre maya: Kulan, sentado
Nombre náhuatl: Yeyan o Yeyammana, sentadas Característica: sentado
Elemento: Fuego Objetivo: distribuir la energía Técnica nahuálica: la meditación
Comando: aquieto mis vehículos

Posturas:
1. La moledora
2. El abanderado
3. La mariposa
4. El meditante 

Posturas de la Moledora, el Abanderado, la Mariposa y el Meditante, figurillas preclásica, huasteca y maya, escultura mexica.

La naturaleza de un pueblo se nota en su arte. La abundancia de posturas de meditación en el arte de Anáhuac nos dice que aquella era una civilización eminentemente meditativa. El hecho de que los meditantes aparezcan tanto en los murales y relieves de los santuarios, como en las figurillas y vasijas de uso popular, indica que las técnicas meditativas eran apreciadas por todos.

En las posturas de meditación nos sentamos con estabilidad, apoyándonos en los glúteos, muslos, piernas y rodillas. Al principio pueden resultar incómodas, pero, con la práctica, se sostienen con comodidad. Su propósito es que el cuerpo y la mente permanezcan inmóviles, tal como testimonió el padre Sahagún al describir a los monjes meditantes de los templos mexicas:

“Momanke’, ellos permanecían inmóviles.” (Vocabulario)

No es casual que estas posturas se asocien al este y estén regidas por el elemento Fuego, emblema del estado radiante, el impulso ascendente y la iluminación. La iluminación interna es el indicador de la meditación; de modo que, cuando los anahuacas se sentaban a meditar - algo habitual en sus prácticas religiosas -, se orientaban hacia el nacimiento del Sol, físicamente o en intención. Por la misma razón, los santuarios se diseñaban de tal modo, que, al asistir a los oficios religiosos, la multitud quedaba orientada al este.

Estas posturas tienen tres efectos: el primero, es que cortan parte del flujo sanguíneo a las piernas y lo concentran en el torso y el tren superior, lo que oxigena el cerebro y ayuda a procesar la información. Esto puede ser útil, por ejemplo, para rendir un examen escolar o cuando se padece de insuficiencia respiratoria. Tras un rato de inmovilidad, el practicante percibe un descenso en la actividad metabólica, el cuerpo se enfría, la atención se introvierte, dejamos de atender a los objetos de los sentidos y nos concentramos en el proceso perceptual en sí.

En el simbolismo anahuaca, estas posturas representan las etapas del desarrollo de la condición humana.

• La Moledora retrata el modo como se sentaba la señora que molía el maíz. El maíz es la planta intencional, el producto cultural por excelencia; por lo tanto, esta postura simboliza el trabajo creador, así como el impulso de autocultivo y superación.

• El Abanderado es la postura que adoptaba el guerrero que sostenía la bandera a la entrada de las fortalezas. Alude al liderazgo y la capacidad de sacrificarse por los demás.

• La postura de la Mariposa identifica al Divino Anciano, personificación del fuego, patrón de la sabiduría y la experiencia.

• Por su parte, la postura del Meditante es el emblema de las prácticas de conciencia.

Estas posturas son exigentes para las piernas, de modo que se deben intentar poco a poco y con suficiente calentamiento. No son aptas para personas con problemas en las articulaciones de las rodillas.