Este 4. El meditante
Nombre maya: Nanaol.
Nombre náhuatl: Teomani.
Intento: Me deleito con la música del silencio interior.
Postura de la Mariposa, figurilla maya, incensarios mexicas.
Esta es la postura correcta que adoptaban los hombres al sentarse sobre una estera o sitial.
Es apropiada para meditar, pues mantiene la espalda recta y corta parte del flujo de sangre a las piernas, concentrándola en el torso y la cabeza, lo que aumenta la capacidad de atender. Aparece con frecuencia en el arte, con múltiples variantes que dan fe de la importancia que concedían los anahuacas a la meditación.
En Kinam, representa el estado de A’momati, silencio mental, al que los mayas llamaban Sujuil, pureza ritual. Principales efectos: flexibiliza los músculos de las piernas, tonifica los de la espalda, baja el metabolismo e introvierte la atención.
Incorporación
1. Preparación. Esta postura no tiene desplazamiento, pero sí compresión. Nos colocamos en pose de atención sentada, centramos la mirada, tomamos una respiración completa y aguardamos.
2. Montaje. Primer reto: cruce sencillo. Cruzamos las piernas de modo simple, cada pie bajo el muslo opuesto; la pierna que pasa por delante es a elección, según la comodidad. A continuación, colocamos las manos sobre el regazo o los muslos en gestos de cuenco, meditación, oración, devoción o ruego. Cerramos los ojos, enfocamos la atención en el entrecejo y tomamos cuatro respiraciones completas.
Esta postura tiene una desventaja: al elevar las rodillas, los músculos de la base de la espalda tienen que hacer fuerza extra para mantenerla erguida, lo que rápidamente produce cansancio. Esto se puede solucionar, calzando el coxis con un cojín o apoyando la espalda en la pared.
3. Segundo reto: cruce dispar. En el siguiente reto, tomamos con las manos el pie que nos resulte más cómodo y lo colocamos sobre la rodilla, el muslo o la ingle opuestos. El otro pie se coloca delante o bajo la pierna opuesta. Cerramos los ojos, enfocamos la atención en el entrecejo y tomamos cuatro respiraciones completas.
4. Tercer reto: despliegue. Desplegamos las rodillas hacia fuera, hasta que los pies se juntan frente a la zona sexual, y montamos uno sobre el otro. Cerramos los ojos, enfocamos la atención en el entrecejo y tomamos cuatro respiraciones completas. Nota: esta variante es inestable, pues la base del cuerpo se extiende en una sola dimensión, de modo que no es apropiada para meditar, a menos que se apoye la espalda en la pared.
5. Cuarto reto: cruce atado. Si aún queda flexibilidad, podemos tomar el pie que estaba abajo y colocarlo con delicadeza sobre el muslo contrario. De ese modo, la postura queda atada, tornándose muy estable. Cerramos los ojos, enfocamos la atención en el entrecejo y tomamos cuatro respiraciones completas.
Nota: aunque no es estrictamente simétrica, esta postura no requiere complementación; lo importante es que el cruce de piernas resulte cómodo.
6. Retorno. Finalmente, abrimos los ojos, descruzamos las piernas y las estiramos.
Contraindicaciones
En sus variantes de menos reto, esta postura no tiene contraindicaciones; de todos modos, debemos montarla poco a poco, para no dañar las articulaciones de las rodillas. El cuarto reto debe realizarse con extremo cuidado, desistiendo del ejercicio ante la señal de dolor; está contraindicado para quienes padecen de las rodillas.