Las posturas de los rumbos
El saludo a los cuatro rumbos
Nombre maya: Amaite Kawil Tsiik, respeto a los poderes de las cuatro esquinas.
Nombre náhuatl: Makawa Nau’kampa, solicitud de permiso a los cuatro rumbos.
Intento: Concentro mi energía y ofrendo mi corazón.
Los cargadores de los cuatro rumbos, dibujo nahua. Gesto de Saludo, esculturas huastecas.
Antes de realizar acciones importantes, como una junta de vecinos, la siembra de un terreno o la construcción de una casa, los antiguos mexicanos pedían permiso a los cargadores de los cuatro rumbos. Le llamaban los mayas a esta ceremonia Tsakik’, conjuro a los (cuatro) vientos, mientras que los nahuas la conocían como Tawi, el grito que lanzaban a cada rumbo, tras hacer una reverencia, sin traducción conocida, aunque se entiende como comenzamos, abrimos.
Los “vientos” o cargadores de los rumbos no eran dioses, en el sentido cristiano del término, sino metáforas de las fuerzas fundamentales del Universo, colectivamente apodadas por los mayas Kawil, fuerza, Bakab, bastón, y Pawajtun, cargador. Los nahuas los consideraban desdoblamientos de Teskatlipoka, espejo ahumado, significando que esas fuerzas son atributos de la percepción (el espejo representa la capacidad de reflejar el mundo a través de los sentidos; el humo, los límites físicos y psicológicos del acto perceptual).
El rito de saludo se dirigía a los seres que viven hacia cada rumbo.
• Al este se orientan los hombres, representados por el cargador rojo, señor del tonal (maya: Chaktenel Ajau; náhuatl: Chichiltik Teskatlipoka).
• Al norte están los difuntos, chamanes y profetas, representados por el cargador blanco, señor del paso del tonal al nahual (maya: Saktenel Ajau; náhuatl: Istak Teskatlipoka).
• Al oeste moran las mujeres, representadas por el cargador negro, señor del nahual (maya: Ek’tenel Ajau; náhuatl: Yayau’ki Teskatlipoka).
• Al sur viven las plantas, animales y demás seres naturales, representados por el cargador amarillo, señor del paso del nahual al tonal (maya: K’antenel Ajau; náhuatl: Kostik Teskatlipoka).
Hemos adoptado este saludo como señal de apertura de la sesión. No es un simple rito, sino una postura con valores físicos y perceptuales, pues nos enseña a erguir el cuerpo, a encontrar nuestro eje de equilibrio, a coordinar los movimientos y a rotar sin desplazamiento lateral. Además, al girar en el sitio, la mirada barre el entorno con tres efectos: satura el tonal, es decir, nos inunda con percepciones, lo que calla el diálogo interno y activa la modalidad de atención relacionante.
Dentro de Kinam, el saludo se hace en el sentido de los ciclos calendáricos: comenzamos de frente al este y seguimos al norte, oeste y sur, para regresar al este. De ese modo, vamos marcando las caras del plano de la pirámide. La rotación se hace hacia la izquierda. Al desplazarnos, procuramos mantener en todo momento conciencia clara de estar ubicados en el centro, el único punto desde el cual los rumbos cobran sentido.
Debido a la pérdida de conocimiento tradicional, en el México actual existen diferentes convenciones de rumbo/color. En este libro aplicamos la convención que usaban originalmente los anahuacas, tal como quedó recogida en las fuentes nahuas y mayas:
“Canto sexual de las mujeres a los cuatro rumbos: ¡te saludo hacia el oriente, princesa preciosa! ¡Te saludo hacia el sur, princesa amarilla! ¡Te saludo hacia el poniente, princesa negra! ¡Te saludo hacia el norte, princesa blanca!"
(Códice Carolino)
"Se levantó una ceiba roja en el oriente, una ceiba blanca en el norte, una ceiba negra en el poniente y una ceiba amarilla en el sur. Luego, se levantó una ceiba verde en el centro de la tierra, en memoria de la destrucción de la tierra.”
(Chilam Balam de Chumayel)
Incorporación
Nota: aprovecharemos este ejercicio para definir entre paréntesis algunos conceptos que conciernen a casi todas las posturas.
1. Preparación. Esta postura tiene desplazamiento frontal y lateral. Para comenzar, nos preparamos del siguiente modo:
a) Nos orientamos al este en atención erguida (esta pose consiste permanecer de pie, firmes, pero no rígidos, el coxis recogido, los pies paralelos y abiertos hasta el ancho de las caderas, los hombros relajados, los brazos a los lados del cuerpo con los dedos juntos apuntando al suelo; si alguno de estos parámetros varía en otras posturas, lo especificaremos).
b) Centramos la mirada (la mirada centrada consiste en colocar los ojos directamente al frente, la atención volcada al exterior sin focalizar, en silencio mental).
c) Tomamos una respiración completa (esta forma de respirar consiste en inhalar y exhalar profunda y lentamente, inflando el abdomen, y sostener durante algunos segundos la respiración, tanto en pleno como en vacío).
d) Aguardamos (aguardar es permanecer inmóviles y tranquilos, hasta que se calme por completo la respiración).
2. Montaje. A continuación, inhalamos (inhalar es tomar una calmada y honda inhalación), al tiempo que llevamos el puño izquierdo a la cadera y el derecho al pecho. Esta combinación de gestos coloca el intento: aferramos la energía de la tierra para ofrendarla a los seres que viven hacia el rumbo. La atención se centra en el puño derecho.
3. Exhalamos (a menos que se indique otra cosa, la exhalación consiste en soltar el aire de un solo golpe; es más rápida que la inhalación, pero no precipitada), al tiempo que extendemos el brazo derecho adelante, un poco a la derecha, a la altura del rostro, y abrimos la mano en gesto de Saludo (la palma hacia abajo y los dedos juntos sin forzar; ver detalles en el capítulo 23, gesto 1). Sostenemos la pose por unos segundos, reteniendo la respiración en vacío, y regresamos los brazos a los lados del cuerpo.
4. A continuación, marcamos con el pie derecho un paso alineado (este paso consiste en que un pie se coloca delante del otro, de modo que se toquen los dedos y el talón), punteamos levemente y damos un cuarto giro a la izquierda, sin desplazar el eje de equilibrio del cuerpo. Los pies deben quedar paralelos y empatados. La mirada se desplaza en barredera (esta mirada consiste en recorrer el horizonte de modo continuo y sin detenernos en algún elemento). Repetimos el saludo al norte.
5. Damos otro cuarto de giro a la izquierda y saludamos al oeste.
6. Otro cuarto de giro a la izquierda para saludar al sur.
7. Debido a que es simbólicamente correcto completar el círculo, damos otro cuarto giro y regresamos al este, esta vez sin saludar. Con ello, termina la postura.
8. Retorno. Esta postura no tiene retorno, pues, al terminarla, nos hallamos en la misma pose que al inicio.
Contraindicaciones
Si se realiza en forma correcta, el Saludo no tiene contraindicaciones. No obstante, quienes sufren de mareo, deben bajar la mirada al suelo cuando giren, para tener un punto de referencia cercano.