Fractales

Técnicas nahuálicas

El sistema Kinam nos propone conocer, alimentar y depurar a nuestros vehículos, explorar sus alcances y limitaciones, y afinarlos para que funcionen armónicamente. Su afinamiento se consigue mediante las técnicas nahuálicas, diseñadas para entrenar la atención y ampliar la percepción. En este estudio conoceremos las cinco técnicas básicas del chamán:

• Al sur se orienta simbólicamente la propiocepción o conciencia corporal, que incluye higiene, alimentación sana y ejercicios físicos (ver más detalles aquí).

• El este simboliza la meditación, el arte de conseguir silencio físico, emocional y mental (más detalles aquí).

• Al oeste, la recapitulación, el arte de desbloquear los nudos emocionales que interrumpen el flujo de la energía (más detalles aquí).

• Al norte, el acecho, la técnica de la conducta social controlada, cuyo objeto es aprender a tratar con el prójimo y con la personalidad que el roce social nos ha implantado (más detalles aquí).

• Al centro se orienta el ensueño, el manejo consciente de los sueños (más detalles aquí).

Rumbos y posturas

Esta página explora un aspecto de la técnica del sur: las posturas, llamadas genéricamente en maya Yanil, posición, y en náhuatl Mana, apócope de Manalo, colocado. Sin embargo, el sistema Kinam tiene un diseño fractal, lo cual significa que cada rumbo refleja los demás. Por ejemplo, si queremos practicar la técnica del este (la meditación), conviene que adoptemos una postura estable procedente del sur, “acechemos” nuestra persona con tecnología del norte y calmemos las emociones con recursos del oeste, sin perder de vista que, en este sistema, la fase superior de la meditación consiste en intentarla en el rumbo central, es decir, a través del ensueño.

Algo similar ocurre con las posturas: de forma espontánea, se organizan internamente en cinco rumbos o formas de disponer el cuerpo, cada uno de ellos con cuatro posturas a las que su rumbo proporciona un propósito colectivo y un elemento alquímico.

• Las posturas del sur son de pie. Su elemento, la Tierra, les da firmeza y gravedad. Su propósito es sintonizar y canalizar la energía.
• Las posturas del norte son agachadas. Su elemento, el Aire, les da una cualidad expansiva y comunicativa. Su propósito es centrar la atención.
• Las posturas del este son sentadas. Su elemento, el Fuego, les imprime un impulso ascendente y un anhelo de trascendencia. Su propósito es distribuir la energía.
• Las posturas del oeste son acostadas. Su elemento, el Agua, las hace descendentes e introspectivas. Su propósito es recuperar energía.
• Las posturas del centro son invertidas. Su elemento, Movimiento, les proporciona un gran dinamismo y una cualidad transgresiva. Su propósito es proyectar al nahual.

Los rumbos proporcionan a las posturas una estructura cosmogónica. Para entender este concepto, tengamos presente que la pirámide mencionada en el capítulo anterior es el templo de la Serpiente Emplumada, el dios que enseña a la “serpiente” del cuerpo a transformarse en el “quetzal” del espíritu, para soltar las amarras de la materia y volar. En otras palabras: el ordenamiento de las posturas por rumbos es un esquema de la evolución de la vida y la conciencia; alude nuestro viaje existencial, desde que fuimos llamados a la tierra por el sexo, hasta que regresamos a la Casa del Origen a través de las técnicas nahuálicas, pasando por las vivencias de los reinos animal, humano y chamánico, que son las que le dan sentido a ese viaje: aportarle al Cosmos la experiencia adquirida.

Los elementos alquímicos son los grandes estados de agregación de la materia, es decir, determinados tipos de fluidez. La Tierra representa el estado sólido; el Agua es el estado líquido, el Aire, el estado gaseoso, y, el Fuego, el estado plasmático. El quinto elemento, al que los griegos e hindúes llamaron Éter, los chinos Madera y los anahuacas Movimiento (maya arcaico: Kaban; náhuatl: Olin), representa la descomposición de la materia.

Los componentes de la postura

La naturaleza fractal del sistema Kinam también se nota en el interior de las posturas, pues cada una tiene cinco aspectos que resuenan con los rumbos cardinales y el centro. El aspecto central es la postura como un todo; este resultado se compone de los siguientes elementos, en orden de incorporación:

1ro. Un aspecto sur llamado Ícono, que consiste en los componentes estáticos de la postura - su fotografía, por decirlo así. El ícono es la postura tal como quedó representada en la iconografía mesoamericana; por ejemplo, la conocida imagen del Chakmol es su ícono. Una buena ejecución de la postura requiere, en primer lugar, que conozcamos visualmente el ícono y entendamos sus detalles.

2do. Un aspecto norte llamado Intento, consistente en el enfoque de la voluntad. Siguiendo el ejemplo: una vez que observamos los detalles del ícono del Chakmol, lo intentamos, es decir, lo visualizamos y sostenemos en la pantalla mental durante todo el ejercicio. El intento coloca la atención en el punto exacto, nos dice si debemos focalizarla en el vientre, en las manos, en los pies, o en algún punto más allá del cuerpo físico. Esto acomoda los movimientos, dándoles fluidez y contención.

Este segundo aspecto de la postura incluye la gestualidad - aquellos movimientos de brazos y manos que no tienen el propósito de montarla, sino de guiar al intento -, así como una frase motivadora.

3ro. El tercer aspecto, relacionado con el este, es el Tono, el estado energético necesario para montar y sostener la postura. Se compone de dos elementos:
a) Mente. El estado mental apropiado es de concentración en el ícono.
b) Respiración. Llamaremos a la respiración de partida “respiración completa”; conoceremos sus detalles en la descripción del Saludo. Cada postura lleva, además, respiraciones específicas que describiremos donde corresponda (ver más detalle sobre el arte de respirar aquí).

4to. El cuarto aspecto de la postura, simbólicamente vinculado al oeste, se llama Kinesis. Consiste en los movimientos que preparan, montan y desmontan el ícono, y los que se añaden para pasar de un reto o grado de impacto al siguiente, o bien de una variante a otra. Por ejemplo, el Chakmol tiene dos kinesis: con la primera, erguimos las piernas y el torso; la segunda consiste en voltear las piernas y la cabeza a lados opuestos. La kinesis puede necesitar de dos elementos:
a) Poses transicionales. El sistema Kinam tiene veinte posturas cardinales o canónicas, más una docena de poses auxiliares que facilitan la transición entre ellas, así como la realización de las técnicas nahuálicas. Es de destacar que los conceptos de “postura” y “pose” no son estáticos, incluyen la totalidad de los movimientos necesarios para incorporarlas.
b) Sobre todo para los principiantes, la kinesis también puede requerir de ciertos momentos estáticos, cuyo objeto es recuperar energía o consolidar el equilibrio, a los que llamamos “puntos de descanso”. Por ejemplo, en el contexto completo del ejercicio, el ícono del Chakmol es sólo un punto de descanso y, al mismo tiempo, una pose transicional a la postura del resucitado.

La relación entre el ícono y sus kinesis es una estructura tensorial que constituye la esencia y el propósito de la postura. Se ejemplifica con esplendor en posturas como el Chakmol, el Torcido y el Pelotero, a las que llamo “polares”, porque marcan expresivamente la tensión entre el cuerpo y el intento.

Disposición cosmogónica de las posturas. El sistema Kinam tiene una estructura fractal.