Centro 1. El puente
Nombre maya: Betun.
Nombre náhuatl: Pano.
Intento: Paso por encima de los límites y adversidades.
Postura del Puente, figurillas de Colima y olmeca.
Esta postura también es frecuente en el arte de Anáhuac. Su nombre alude al hecho de que el cuerpo se voltea como un puente sobre un río, pero tiene un simbolismo agrario: representa el momento en que la semilla cae sobre la tierra. En Kinam, esta postura describe lo que Castaneda llama “el salto mortal del pensamiento”, o la capacidad de extirpar las creencias ontológicas. Montarla dentro de un sueño no sólo es emocionante, sino también útil, pues ayuda a romper densos lazos psicológicos. Su mayor impacto es sobre la columna vertebral y el sentido del equilibrio.
Incorporación
1. Preparación. Esta es una postura de desplazamiento frontal sedente. Nos colocamos en pose de atención sentada, centramos la mirada, tomamos una respiración completa y aguardamos.
2. Montaje. Primer reto: la mesa. Apoyamos las manos tras la espalda, con los dedos unidos apuntando hacia atrás, a suficiente distancia como para que el torso se incline 45 grados. Elevamos las rodillas frente al torso y acercamos los pies a los glúteos. Tomamos una respiración completa.
3. Expulsamos todo el aire, contraemos el vientre y proyectamos el tracto medio, quedando suspendidos sobre manos y pies, con el torso plano como una mesa. Miramos hacia atrás y aguardamos.
4. Segundo reto: puente acostado. Regresamos a la pose de inicio y nos acostamos boca arriba. Flexionamos las piernas para acercar los talones a los glúteos, y colocamos las manos a los lados de las orejas, con los dedos unidos apuntando hacia la espalda. Aguardamos.
5. Expulsamos todo el aire, contraemos el vientre, miramos hacia atrás y proyectamos hacia arriba el tracto medio hasta formar un arco, quedando suspendidos sobre pies y manos. Retenemos en vacío por unos segundos.
6. Tercer reto: puente apoyado. El tercer reto requiere flexibilidad y fuerza física. Comenzamos de pie, de espaldas a la pared y a un paso de ella. Flexionamos las piernas en tercer grado para bajar el centro de gravedad, colocamos las manos sobre los hombros en gesto de Carga y miramos hacia arriba. Aguardamos.
7. A continuación, expulsamos todo el aire, arqueamos la espalda y miramos hacia atrás. Cuando vemos la pared, extendemos los brazos para tocarla; los dedos deben estar unidos y apuntar hacia abajo. Apoyados en la pared, vamos descendiendo hasta que las manos tocan el suelo, punteando hacia el cuerpo. Una vez en esa pose, podemos ventilar libremente.
8. Cuarto reto: puente libre. El siguiente reto consiste en intentar la postura sin el apoyo de la pared; está reservado para quienes tienen experiencia. Nos colocamos separados de la pared y flexionamos las piernas en cuarto grado, colocando las manos en gesto de Carga y mirando hacia arriba. Aguardamos.
9. A continuación, expulsamos todo el aire, proyectamos el eje de gravedad del cuerpo hacia delante, punteando los pies, y miramos hacia atrás. Si se mantiene la estabilidad, proyectamos los brazos para tocar el suelo con los dedos unidos y punteando hacia el cuerpo. Retenemos en vacío por unos segundos.
10. Retorno. Hay dos modos de salir de esta postura:
a) La salida de los primeros tres retos consiste en flexionar la cintura hasta apoyar los glúteos en el suelo. A continuación, permanecemos acostados durante tres o cuatro respiraciones, para evitar el golpe de la circulación de la sangre en la cabeza; luego regresamos a la pose de atención sentada.
b) Si podemos montar el cuarto reto, salimos sin romper el arco, flexionando aún más las rodillas y acercando las manos a los talones, para que el eje de equilibrio del cuerpo pase entre los muslos. Una vez conseguido el equilibrio, punteamos los pies, despegamos las manos del suelo y nos incorporamos lentamente y con control.
Contraindicaciones
Esta postura está contraindicada para personas con sobrepeso, debilidad muscular, problemas oculares o de presión sanguínea, o sentido del equilibrio disminuido.