Oeste 2. El profeta

Nombre maya: Chilam, tendido.
Nombre náhuatl: Teomama, cargador divino.
Intento: Soy el conquistador del vaso de las águilas. 

 Postura del Chilam, erroneamente conocida como Chakmol, esculturas y relieve mayas.

      Postura del Chilam, erroneamente conocida como Chakmol, esculturas y relieve mayas.

Esta es la más conocida de las posturas de poder del México antiguo, razón por la cual, es la insignia del sistema Kinam. Los temas de la figura sedente y la vasija sobre el ombligo aparecen en el arte olmeca un milenio antes de Cristo, pero la postura como tal surge en el Período Epiclásico (siglos 8 a 12 d.C.), primero en la zona maya y el Estado de Tula, y luego en todo el Anáhuac. El nombre con el que se le conoce popularmente es un equívoco, pues el término maya Chakmol, ocelote rojo, corresponde a los tronos mayas en forma de felino. El nombre propio de la postura es Chilam o Chilaan, extendido, según explica el libro de Chilam Balam:

“La razón por la que le llaman Chilaan Balan, es porque se tendía dentro de su aposento, sin moverse ni incorporarse del sitio donde se había echado. Y no se veía la apariencia… de quien hablaba sobre su casa, como si se cerniera sobre ella.” (Profetas 1.3)

Esta cita indica que la postura del Chakmol propiciaba o simbolizaba el éxtasis chamánico. Por su función mediadora, las estatuas de chakmoles se colocaban en los patios y las puertas de los santuarios. El hecho de que algunos presenten el pectoral de mariposa y el tocado de estrellas propio de los atlantes de Tula (retratos de Tlawiskalpanteku’tli, señor del sol naciente), indica que tenían un simbolismo solar y se les consideraba cargadores del mundo interior.

La característica más notable del Chakmol, es que sostiene un recipiente literal o figurado sobre el ombligo llamado Joma, cuenco, al que los nahuas apodaban Kuau’shikalli, vaso del águila o del poder; representa la concentración de la energía vital y la abundancia. La posición del cuerpo encierra tres conceptos básicos en la práctica tolteca: la incorporación onírica, la combinación de movimiento y quietud, y el manejo del aliento, representado por la mariposa sobre el pecho. Dentro de Kinam, el Chakmol es emblema del camino del guerrero; el movimiento lateral de la cabeza describe el entrenamiento de la atención.

El Chakmol es una postura cúbica, pues la extensión e incorporación del cuerpo, y la rotación de la cabeza a un lado, marcan las tres dimensiones del espacio. También es una postura polar, pues las piernas y la cabeza se vuelven en sentidos opuestos, marcando la tensión. Su efecto principal es sobre los músculos del vientre y la espalda. 

Los tractos medio y superior se simbolizaban por el pectoral en forma de mariposa solar y la corona de estrellas, esculturas de Tula y Chichén Itzá.

Incorporación

1. Preparación. Esta es una postura de desplazamiento dorsal y lateral sedente. Inicia en pose de atención tendida dorsal. Centramos la mirada, tomamos una respiración completa y aguardamos.

2. Montaje. Ante todo, exploramos los dos conjuntos de movimientos de esta postura: de piernas y de torso.

a) Comenzamos contrayendo las piernas sin separar las rodillas, hasta que los talones se acercan a los glúteos. Inhalamos y, al exhalar, dejamos caer las piernas a la izquierda, manteniendo juntas las rodillas y las caderas sobre el suelo; retenemos en vacío por unos segundos. A continuación, hacemos el mismo movimiento hacia la derecha. Repetimos el movimiento completo cuatro veces con el propósito de masajear el vientre.

b) Volvemos a estirar las piernas, inhalamos y, al exhalar, erguimos el torso, apalancándolo en los codos, tan pegados al cuerpo como se pueda. Elevamos los antebrazos y colocamos las manos sobre el vientre, formando el cuenco de la abundancia. Concentramos la atención en el vientre y retenemos en vacío por unos segundos.

3. Primer reto: combinación. Lo siguiente es combinar ambas exploraciones: tomamos una inhalación y, mientras exhalamos, contraemos las piernas e incorporamos al mismo tiempo el torso, apuntalándolo con los codos y formando el cuenco ventral. Retenemos en vacío por unos segundos. 

4. A continuación, volvemos la cabeza a la izquierda y aspiramos hondamente. A medida que exhalamos, rotamos la cabeza a la derecha, barriendo al frente con el aliento y la mirada. El movimiento debe tener una amplitud de 180 grados. Una vez vueltos a la derecha, inhalamos y regresamos a la izquierda. Repetimos cuatro veces la respiración completa (ver más detalles sobre este tipo de respiración aquí).

5. El siguiente paso consiste en combinar ambos movimientos: volvemos la cabeza a la izquierda y, al mismo tiempo, dejamos caer las piernas a la derecha. Practicamos la respiración de barredera, volteando la cabeza a la derecha y las piernas a la izquierda. Repetimos cuatro veces.

6. Segundo reto: postura del resucitado. El ejercicio descrito es una preparación para la postura del resucitado, que representa la disolución consciente y deliberada de la imagen del yo. Para montarla, regresamos a la pose inicial y aguardamos. Cuando se calma la respiración, tomamos una honda inhalación y, al exhalar, elevamos piernas y brazos, y proyectamos el cuenco simbólico hacia arriba; el cuerpo se apoya únicamente sobre los glúteos. Sostenemos la respiración en vacío tanto como podemos.

7. Retorno. Para regresar de esta postura, nos extendemos sobre la estera en atención tendida dorsal.

Contraindicaciones

Esta postura es accesible a toda persona sana, pero debe practicarse con cuidado en casos de sobrepeso, para no forzar demasiado los músculos del vientre y los huesos de la cadera.